Y Maggie dijo basta by David Valdés García

Maggie rebozaba el pulpo con harina de café, mientras el reloj no paraba de sonar. Las 2 y sin comer. Sonaba también el chus-chús de la olla exprés en un fuego y en otro el tomate frito saltaba y pringaba todos los azulejos a los cuales era capaz de llegar. No había sitio para colocar otro plato más en el fregadero y la nevera se empezaba a descongelar, pues a Maggie se le olvidó cerrarla al sacar el potaje y telefonear su amiga Tesa al mismo tiempo. Maggie se limpiaba las gotas de sudor con sus muñecas pero no se daba cuenta de que también las tenía ya manchadas del tomate frito, y así se creaba un nuevo peinado, con mechones rojos desde la frente hasta el cogote. Las 2 y cuarto y sin comer. Y su marido metiendo el coche en el garaje. Y la mala ostia que tiene cuando llega y no está la comida en la mesa. A Maggie le sobraban platos por todos los lados. Pero hoy todo esto se iba a acabar.

Maggie no estaba dispuesta ni un día más a levantarse a las 3 de la madrugada para ordeñar las vacas; a las 5 el polvote de rigor con el majo antes de que se vaya a trabajar; 5.13, dùchate; 5.35, sal a trabajar a la puta fábrica de pollos hasta las 13.00. Llega a casa, haz el pienso y luego recoge la mesa y la cocina, puesto que el inútil de tu marido tiene que ver el telediario. A las 4 vuelve a enganchar hasta las siete y media. Regresa a casa. Compra antes. Limpia, plancha, lava, pero no respires que pierdes tiempo. Haz la cena, y si puedes, cena. Recoge y nada de ver la tele. A la cama y otro polvote. Ahora duerme si te lo permiten el cansancio o los ronquidos de tu querido marido. Pero Maggie hoy tenía la solución.

Había visto en un clasificado a un exterminador anunciando sus fabulosas cualidades y tenía cita con él a las 14.20 horas. –Ding-dong!! – Hola soy tal… - Pues yo Maggie, pase, pase… -bla, bla,bla. Él se colocó tras la puerta y cuando el marido entró y cerró la puerta sobre su espalda cayeron 3.000 kilos de tomate frito hirviendo. Es un método un poco escandaloso pero eficaz. Y si quieres dar luego gusto a los macarrones, ya sabes, un poco de credo con tomate.

David Valdés García (Zaragoza-España)

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